miércoles, 23 de marzo de 2011

LA MUJER DE LOS OJOS VIOLETA




Algunos actores adolescentes no llegan a más cuando superan su adolescencia. Otros logran alargar su carrera como intérpretes secundarios. Unos pocos, muy pocos, conservan su estatus de estrella. Y solo una fue leyenda: Elizabeth Taylor, cuya solo mención empuja a los cinéfilos a rememorar el Hollywood clásico, la belleza inmortal, fiestas sin fin, inmensas resacas, múltiples joyas, diamantes gigantes, y, sobre todo, décadas y décadas de clase y talento.



Porque más allá de sus ojos violetas, más allá de sus siete maridos y ocho matrimonios (con Richard Burton repitió), Taylor ha sido una muy buen actriz, que recibió dos Oscar, por Una mujer marcada y ¿Quién teme a Virginia Wolf? Tras siete décadas de carrera y 50 películas, unos se quedarán con su físico, otros con su talento. Para los primeros, Taylor ha fallecido hoy en Los Ángeles, en el hospital Cedars-Sinai, por insuficiencia cardiaca. Su belleza escondía una salud frágil: fue operada en más de 20 ocasiones, era diabética y luchó y derrotó a un tumor. La espalda, las caderas, un cáncer de piel... Nunca perdió su sonrisa. Para los amantes del cine, seguirá en todas y cada una de sus película: desde Mujercitas a Cleopatra, desde La gata sobre el tejado de cinc a Gigante, de El árbol de la vida a De repente, el último verano, de La mujer indomable a Un lugar en el sol.